Entre los 6 y los 8 meses suelen brotar los primeros dientes en la mayoría de los niños. Este proceso se alarga aproximadamente hasta los dos años y medio, momento en el que el niño ya tiene sus 20 piezas de leche. Estos dientes, que son temporales, se le empezarán a caer hacia los 6 años para dar paso a las 28 piezas dentarias definitivas (proceso que finalizará hacia los 12 años). Hay que tener en cuenta que en la salida de los primeros dientes puede existir cierta variabilidad de un niño a otro sin que por ello los padres deban alarmarse. No obstante, como medida preventiva, se recomienda que si un niño cumple su primer año de vida sin que le haya brotado ningún diente o llega a los 3 años sin todos los dientes de leche debe ser visitado por un odontólogo infantil.
¿Es dolorosa la salida de los dientes?
El bebé mientras le están saliendo los primeros dientes, puede presentar uno o varios de los siguientes signos:
Es importante tener en cuenta que al contrario de lo que popularmente se cree la dentición no provoca ni fiebre ni diarrea. En caso de que el niño presentara alguno de estos dos síntomas, se recomienda consultar con el pediatra.
¿Puede hacerse algo para aliviar los síntomas?
Muchos padres temen el momento en que le empezaran a brotar los primeros dientes a su bebé, pues existe la creencia de que es un proceso doloroso. Aunque es cierto que la primera dentición resulta más molesta que la salida de los dientes definitivos, algunos niños pasan por este proceso casi sin darse cuenta mientras para otros es más difícil. Afortunadamente existen recursos suficientes para ayudar al niño a superar este momento, como:
Llevar a cabo una correcta higiene bucal es importante puesto que a la vez que se fortalece la encía, se elimina la placa bacteriana y se evita la presencia de ácidos, causa principal de las temidas caries. Por tal motivo debe inculcarse al niño el hábito de cepillarse los dientes diariamente.
En el transcurso de los tres primeros años de vida es suficiente con pasarle al niño una gasa húmeda por las encías y los dientes. A partir de esta edad, es conveniente empezar a cepillar sus dientes hasta que pueda hacerlo por sí solo. Hacia los 5-6 años (cuando la coordinación manual del niño es lo suficientemente madura) es el momento indicado para que adquiera el hábito de cepillarse los dientes sin ayuda; no obstante, los padres (como responsables de la higiene bucal de sus hijos) deben supervisarle e indicarle las zonas de más difícil acceso.
Una estrategia muy efectiva es que los padres se cepillen los dientes al mismo tiempo que el niño (puesto que a los niños les gusta imitar lo que hacen sus mayores). De esta manera la higiene bucal se convierte en un agradable juego tanto para él como para el resto de la familia. Algunas recomendaciones a tener en cuenta son: