El momento en que el bebé empieza a gatear es vivido con emoción por los padres, puesto que el gateo es una señal inequívoca de que el niño se está preparando para dar sus primeros pasos. En la mayoría de los casos (el 13% aproximadamente) tal etapa suele producirse entre los 7 y los 12 meses, sin embargo ciertos niños empiezan a andar sin haber gateado previamente sin que ello suponga ningún perjuicio para su desarrollo.
Al principio el niño arrastra su cuerpo hacia delante o hacia atrás, apoyándose en sus brazos o las rodillas y con la tripa pegada al suelo como si imitara el movimiento de un reptil (reptar). Posteriormente, aprende a avanzar a “cuatro patas”, apoyándose simétricamente en sus antebrazos y en sus rodillas (adelantando sincrónicamente la mano derecha y la rodilla izquierda, y a la inversa.) Gracias a este movimiento, el niño consigue avanzar sobre sus nalgas tanto hacia delante como hacia atrás, o con una pierna debajo de ellas.
A pesar de que gatear no es imprescindible, es importante que los niños tengan la oportunidad de aprender a hacerlo. Ahora bien, en caso de que el niño no sienta interés por llevar a cabo tal actividad no hay que preocuparse. Se cree que uno de los motivos de que algunos niños no gateen es que no se les ha dejado suficientemente tiempo en el suelo
Algunas medidas que ayudan al niño a gatear con seguridad:
Después del gateo (aproximadamente entre los 12 y los 18 meses) el niño inicia una nueva etapa en la que empieza a dar sus primeros pasos y a caminar (ciertos niños inician tal etapa antes y otros después).
Cuando el niño empieza a andar (entre los 11 y los 14 meses aproximadamente), es el momento en que debemos comprarle sus primeros zapatos. Hasta este momento sus zapatos no eran realmente imprescindibles, ya que con unos simples calcetines que le protegieran del frío era suficiente. Sin embargo, al empezar a andar la elección del zapato debe ser minuciosa para favorecer el correcto desarrollo del pie.
Hay que tener en cuenta que al nacer los pies del niño son completamente planos, su empeine alto y sus deditos son cortos y gordos, por lo que unos zapatos inadecuados podrían dar lugar a malformaciones.
El zapato ideal debe ser lo suficientemente flexible como para facilitar un correcto movimiento del pie al andar, tener la puntera lo suficientemente ancha para que el niño pueda mover con facilidad los dedos, y estar fabricado con materiales de calidad que permitan que el pie transpire. Bajo ningún concepto debe sacrificarse la comodidad a la moda del momento.
Más allá de las modas en la elección del zapato del niño es importante prestar debida atención a una serie de características consideradas imprescindibles tales como:
Otras recomendaciones antes de proceder a la compra de los primeros zapatos son:
Para saber si el zapato le va pequeño hay que tener en cuenta que:
Contrariamente a lo que indica su nombre, el andador (conocido vulgarmente como tacatá) a pesar de que su objetivo principal es ayudar al niño a caminar para satisfacer su curiosidad y dotarle de cierta autonomía, parece ser que afecta negativamente a su desarrollo motor debido a que:
Por otra parte, según la Asociación Española de Pediatría, el andador es considerado una de las principales causa de accidentes graves (24% de caídas en el segundo semestre de vida), debido principalmente a que el andador permite que el niño se mueva tan rápidamente que los padres no siempre pueden llegar a tiempo para impedir el accidente. Por todo ello, la mayoría de pediatras recomiendan no usar el andador.
Mejor opción que el andador es el correpasillos, el cual se empieza a utilizar entre los 10 y los 16 meses, cuando el niño ya se mantiene en pie por sí solo y comienza a dar sus primeros pasos.
Una de las ventajas del correpasillos es que permite al niño apoyarse con una o las dos manos mientras camina, lo que aumenta su estabilidad. Existen también correpasillos tipo cochecito en los que el niño va sentado.
Aunque al igual que ocurre con el andador el correpasillos no es un objeto diseñado para que el niño aprenda andar, debido a sus características específicas puede ayudarle a ejercitar la marcha) porque permite al niño:
Para evitar accidentes con el andador o el correpasillos es importante: